La Fuerza del Campo
Este mural es un tributo pictórico a la esencia agrícola de los Montes de Toledo, donde el trabajo de la tierra no es solo una actividad económica, sino un modo de vida que define paisajes, costumbres y generaciones. La obra muestra a un agricultor al mando de su tractor clásico —modelo Villarejo— abriendo surcos en una tierra fértil que se extiende hasta el horizonte.
Con un tratamiento cromático cálido y nostálgico, busqué transmitir no solo realismo técnico, sino también emoción y orgullo rural. El gesto tranquilo del conductor, la simetría perfecta de los surcos, y la maquinaria robusta evocan tradición, constancia y resiliencia: valores que nacen del campo y que perduran más allá del tiempo.
En el fondo, un paisaje agrario sereno y armónico enmarca la escena, completando la narrativa visual de un mundo donde el progreso y la raíz conviven. Este mural no solo decora un muro: recuerda de dónde venimos, y pone en valor el trabajo silencioso de quienes hacen posible el alimento, el paisaje y la cultura rural.