10 Mujeres que Están Revolucionando el Graffiti y el Muralismo
Jeanne Menjoulet – Flickr
Arte, rebeldía y revolución
Introducción: El muro también tiene voz de mujer
Durante décadas, el arte urbano ha sido mucho más que una forma de embellecer las ciudades: ha funcionado como un lenguaje visual de protesta, una herramienta de transformación social y un espejo cultural que refleja las tensiones, sueños y realidades de las comunidades. Desde sus inicios en los años 70 en ciudades como Nueva York, el graffiti fue estigmatizado como vandalismo, pero con el tiempo ha sido revalorizado como una manifestación artística legítima, estudiada en instituciones y colecciones internacionales.
Sin embargo, en este ecosistema creativo ha predominado históricamente una narrativa masculina, tanto en los nombres reconocidos como en las oportunidades de visibilidad. A pesar de ese sesgo de género, cada vez más mujeres artistas están tomando las calles como lienzo, desafiando estereotipos y aportando nuevas miradas al arte urbano. Con un enfoque que combina estética, crítica social y compromiso comunitario, estas creadoras no solo reclaman su espacio, sino que lo reimaginan con potencia y sensibilidad.
Hoy, el muralismo y el graffiti no solo son territorios de confrontación visual: son plataformas donde la voz femenina transforma el espacio público, denuncia desigualdades estructurales, promueve el diálogo intercultural y celebra la diversidad de identidades. Su arte, muchas veces efímero pero profundamente impactante, está presente en barrios marginados, muros institucionales y festivales internacionales de arte urbano.
A continuación, te presentamos a 10 mujeres cuya obra no solo embellece el paisaje urbano, sino que también cuestiona el status quo y redefine lo que significa hacer arte desde y para la calle.
Breve historia: ¿Cómo llegamos aquí?
El graffiti y el muralismo surgieron como movimientos paralelos, pero con raíces, objetivos y contextos muy distintos. Ambos han evolucionado desde formas de expresión marginal o institucional hasta convertirse en componentes fundamentales del paisaje cultural contemporáneo.
Muralismo: A principios del siglo XX, el Muralismo Mexicano marcó un hito en la historia del arte público. Impulsado por figuras como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, este movimiento surgió tras la Revolución Mexicana con la intención de educar, inspirar y empoderar al pueblo a través del arte. Los muros se convirtieron en medios de narración histórica y política, accesibles para todos, en contraste con el arte confinado a galerías elitistas.
Graffiti: En contraste, el graffiti moderno surgió en los años 70 en Nueva York, como una forma de expresión espontánea y clandestina entre jóvenes, en su mayoría de comunidades afrodescendientes y latinas, que buscaban visibilidad, identidad y resistencia en un entorno urbano hostil. Lo que comenzó con tags y firmas evolucionó rápidamente hacia formas complejas de estilo visual, crítica social y arte callejero. Aunque inicialmente fue considerado vandalismo, con el tiempo el graffiti ha ganado reconocimiento global como un arte legítimo.
A pesar de que ambos movimientos fueron inicialmente dominados por hombres, hoy las mujeres artistas no solo están participando activamente, sino que muchas de ellas lideran con propuestas estéticas, políticas y conceptuales de alto impacto. Su irrupción en este escenario ha permitido repensar la historia del arte urbano, incluyendo voces antes invisibilizadas y enriqueciendo el diálogo con nuevas perspectivas de género, clase y territorio.
Criterios de selección
Para destacar a las mujeres que están revolucionando el graffiti y el muralismo, se han considerado varios criterios clave que combinan mérito artístico, relevancia social y proyección internacional. Estas creadoras no solo dominan la técnica, sino que utilizan su arte como una herramienta de cambio y conciencia. Los principales factores que guiaron la selección son:
Innovación técnica: Se valoró la capacidad de cada artista para experimentar con nuevos formatos, materiales o estilos visuales dentro del arte urbano. Ya sea integrando tecnologías, expandiendo los límites del mural tradicional o desarrollando un lenguaje visual propio, estas artistas destacan por su originalidad estética.
Impacto social y cultural: El arte callejero tiene un fuerte componente comunitario. Se priorizó a aquellas artistas cuyo trabajo dialoga con el entorno, denuncia desigualdades, visibiliza problemáticas sociales o fortalece identidades locales. Su obra no solo embellece, sino que provoca reflexión y acción colectiva.
Reconocimiento en la escena artística global o local: Se consideró tanto la proyección internacional en festivales, bienales y exposiciones, como el liderazgo en comunidades locales. Algunas han cruzado fronteras, mientras otras han transformado barrios enteros con su obra.
Mensajes transformadores: Se valoraron las artistas que integran en su trabajo discursos de género, justicia social, memoria histórica, ecología o resistencia cultural. Sus murales y graffitis son más que imágenes: son manifiestos visuales que generan preguntas y movilizan conciencias.
Nombre real: Caledonia Curry
Estilo: Realismo social, recortes en papel, paste-up (grabados aplicados en muros públicos)
Obra destacada: «Submerged Motherlands» – Brooklyn Museum, Nueva York
Conocida mundialmente como Swoon, Caledonia Curry es una de las artistas urbanas más influyentes de las últimas dos décadas. Es pionera en el uso del recorte de papel a gran escala, técnica que fusiona la delicadeza del arte gráfico con la crudeza del entorno urbano. Sus obras suelen representar figuras humanas en situaciones de vulnerabilidad emocional o exclusión social, generando una conexión íntima entre el espectador y el espacio público.
A diferencia del graffiti tradicional, su estilo se basa en la técnica del paste-up, donde pega grabados de papel elaborados a mano directamente sobre los muros. Esta elección le permite incorporar una dimensión efímera, poética y activista, que le ha ganado el respeto tanto del público como de instituciones artísticas.
Swoon ha llevado su arte más allá del plano estético. En 2010 fundó «The Konbit Shelter», un proyecto de reconstrucción comunitaria en Haití tras el terremoto, donde el diseño artístico y la arquitectura sustentable se pusieron al servicio de la comunidad. Esta fusión entre arte y acción social es uno de los pilares de su enfoque.
Dato destacado: Swoon ha sido la primera mujer artista urbana en tener una exposición individual en el prestigioso Brooklyn Museum, con su instalación «Submerged Motherlands», que exploraba temas como la maternidad, el cambio climático y la migración forzada.
Reconocida por:
Su compromiso con el arte como herramienta de sanación colectiva.
Su participación en bienales internacionales y proyectos de arte social en comunidades de Estados Unidos, Haití y Kenia.
Ser una voz activa en el debate sobre la legitimidad del arte callejero en el circuito museístico.


Lord Jim – Flickr
Nombre real: Vanessa Alice Bensimon
Estilo: Barroco sensual, figuras femeninas caricaturescas y enigmáticas
Obra destacada: Serie «Poupées»
Miss Van es considerada una de las pioneras del arte urbano femenino en Europa. Comenzó a pintar en las calles de Toulouse a principios de los años 90, en una época donde la presencia femenina en el graffiti era prácticamente inexistente. Con una estética inconfundible y provocadora, introdujo un universo de figuras femeninas voluptuosas, sensuales y teatrales que desafiaban los códigos visuales dominantes del arte callejero, muchas veces marcados por la agresividad o la abstracción masculina.
Su icónica serie «Poupées» (muñecas, en francés) le permitió construir un lenguaje visual íntimo y transgresor, en el que la feminidad no se limita a lo delicado, sino que abraza lo erótico, lo grotesco y lo emocionalmente ambiguo. Inspirada por el barroco, el burlesque, la moda vintage y los retratos clásicos, Miss Van ha conseguido establecer un puente entre el arte urbano y el arte de galería.
A lo largo de su carrera, ha realizado una transición natural del graffiti espontáneo en la calle hacia exposiciones en galerías de arte contemporáneo de todo el mundo, sin abandonar por completo su práctica muralista. Ha expuesto en ciudades como Los Ángeles, Barcelona, Londres y Shanghái, consolidándose como una figura influyente en la evolución del street art hacia el circuito institucional.
Dato destacado: Su trayectoria ha servido de referente para generaciones de mujeres artistas que encontraron en su obra una validación para explorar lo femenino desde una óptica personal, ambigua y poderosa, más allá de los estereotipos.
Reconocida por:
Ser una de las primeras mujeres europeas en el graffiti internacional.
Romper con los códigos visuales de lo «urbano» incorporando una estética pictórica clásica y teatral.
Su influencia duradera en la expansión del arte urbano hacia territorios íntimos y conceptuales.


Nombre real: Sandra Fabara
Estilo: Graffiti tradicional neoyorquino, muralismo contemporáneo con narrativa urbana
Obra destacada: Serie «Pink», murales en 5Pointz, y piezas en el Whitney Museum
Lady Pink es una figura legendaria del graffiti y una de las primeras mujeres en irrumpir con fuerza en la escena urbana de Nueva York durante los años 70 y 80, un entorno altamente masculinizado y competitivo. Nacida en Ecuador y criada en Queens, comenzó a pintar trenes del metro a los 15 años, convirtiéndose rápidamente en una pionera y símbolo de resistencia femenina en el graffiti.
Su estilo se forjó en las calles pero evolucionó hacia una fusión entre la estética del graffiti clásico y el muralismo narrativo contemporáneo, con composiciones que mezclan tipografía urbana, retratos y mundos imaginarios. Su presencia en el mítico espacio de arte urbano 5Pointz y en trenes del metro la consolidó como una referente en la era dorada del graffiti de Nueva York.
Lady Pink no solo hizo historia como artista urbana, sino que también contribuyó a legitimar el graffiti como una forma de arte reconocida institucionalmente. Ha sido incluida en colecciones permanentes de museos como el Whitney Museum y el Brooklyn Museum, y ha participado en exposiciones junto a leyendas del arte contemporáneo como Keith Haring y Jean-Michel Basquiat.
Además, ha dedicado gran parte de su carrera a la educación artística, liderando talleres para jóvenes y defendiendo el arte urbano como herramienta de empoderamiento social y cultural.
Dato destacado: Fue la primera mujer en protagonizar una película sobre graffiti, Style Wars (1983), documental icónico que capturó el nacimiento del hip hop y el arte urbano como movimientos culturales globales.
Reconocida por:
Ser una de las primeras mujeres con fama mundial en el graffiti.
Su papel clave en abrir camino a generaciones de artistas urbanas.
Elevar el graffiti desde los vagones hasta las salas de museos, sin perder su espíritu de lucha.

Nombre real: Maya Hayuk
Estilo: Psicodelia visual, geometría colorida, arte folclórico ucraniano y simbología espiritual
Obra destacada: «Chem Trails» – Bowery Wall, Nueva York
Maya Hayuk es una de las figuras más distintivas del muralismo contemporáneo. Su obra transforma los muros en explosiones de color, geometría y energía visual, mezclando influencias tan diversas como textiles folclóricos ucranianos, arte psicodélico de los años 60 y mandalas tibetanos. Su firma artística está en los patrones simétricos, líneas superpuestas y una paleta cromática vibrante, que genera un efecto casi hipnótico y espiritual.
Uno de sus murales más emblemáticos, «Chem Trails», pintado en el icónico Bowery Wall de Manhattan, combina lo ornamental con una crítica sutil a los paisajes industriales y a la manipulación ambiental. Su trabajo no solo celebra la estética, sino que busca activar emocionalmente al espectador a través del color, la memoria cultural y la introspección.
Además de su obra mural, Hayuk ha sido una defensora férrea de los derechos de los artistas urbanos, especialmente frente a la apropiación institucional del arte público sin consentimiento. Ha rechazado colaboraciones con marcas o espacios que no respetan el espíritu comunitario del muralismo, y en varias ocasiones ha llevado su activismo al plano legal.
Dato destacado: Maya Hayuk ha afirmado que el arte urbano debe ser un acto libre y colectivo, no una herramienta comercial. Ha sido reconocida por su postura ética frente a la mercantilización del muralismo y por promover el arte como un derecho humano y un bien común.
Reconocida por:
Su inconfundible estilo geométrico y psicodélico que redefine el uso del color en el arte urbano.
Integrar en su obra referencias culturales, espirituales y ancestrales.
Ser una voz activa en la defensa de la autonomía del arte callejero frente a su explotación comercial.

Nombre real: Faith XLVII
Estilo: Muralismo poético, simbolismo espiritual, crítica social y política
Obra destacada: «The Freedom Charter» – Johannesburgo
Faith47 es una de las voces más profundas y líricas del muralismo contemporáneo. Originaria de Sudáfrica, su trabajo está fuertemente influenciado por la historia sociopolítica de su país, especialmente el legado del apartheid, la lucha por los derechos humanos, la migración y las desigualdades sistémicas. Su arte ha recorrido muros de más de 40 países, desde ciudades africanas hasta capitales europeas, asiáticas y latinoamericanas, consolidándose como una figura globalmente influyente en el arte urbano.
Su estilo se caracteriza por una estética melancólica y simbólica, con composiciones que incluyen figuras humanas, animales, textos fragmentados y elementos místicos. Con una paleta muchas veces apagada y tonos terrosos, sus murales transforman espacios deteriorados o abandonados en santuarios de reflexión. No pinta para decorar, sino para despertar conciencia y conectar lo íntimo con lo colectivo.
Uno de sus proyectos más emblemáticos, «The Freedom Charter», es una reinterpretación visual del documento fundacional del Congreso Nacional Africano de 1955. Con él, Faith47 aborda conceptos como justicia social, libertad y dignidad desde una mirada contemporánea, reimaginando el pasado como una llamada urgente al presente.
Dato destacado: Faith47 ha declarado que su misión es “crear espacios sagrados en lo cotidiano”, y a menudo interviene estructuras olvidadas o marginalizadas, resignificándolas con mensajes de esperanza, dolor, sanación y cuestionamiento.
Reconocida por:
Su lenguaje visual poético y espiritual, que trasciende las barreras idiomáticas.
Convertir sus murales en actos de memoria y resistencia política.
Su impacto global y coherencia ética, evitando el espectáculo vacío y enfocándose en el contenido emocional y social del arte.

Nombre real: Claudia Walde
Estilo: Abstracto contemporáneo, explosión de color, tipografía monumental
Obra destacada: «700-Wall» – Alemania (una de las piezas de graffiti más largas del mundo)
MadC es una de las artistas más reconocidas del graffiti abstracto a nivel mundial. Con una trayectoria de más de 20 años en la escena del arte urbano, ha logrado fusionar la tradición clásica del graffiti —centrada en letras, tags y estructura tipográfica— con un enfoque más expresionista, dinámico y pictórico que la distingue dentro del panorama global.
Su obra se caracteriza por el uso magistral del color, el movimiento y la composición, creando murales que parecen explosiones visuales de energía. Las formas fluyen con ritmo casi musical, y aunque muchos de sus trabajos derivan de la caligrafía y la tipografía del graffiti, MadC ha elevado ese lenguaje hacia lo abstracto y lo emocional.
Una de sus obras más icónicas, «700-Wall», es un mural de más de 700 metros de longitud, pintado en Alemania en 2010. Esta pieza monumental es considerada una de las más extensas del mundo dentro del graffiti y representa un hito técnico y artístico tanto por su escala como por su ejecución.
Además de su trabajo mural, MadC ha contribuido al campo del arte urbano como autora e investigadora. Ha publicado libros como «Sticker City: Paper Graffiti Art» y «Street Fonts», que se han convertido en referencias clave sobre la evolución del graffiti, particularmente en Europa.
Dato destacado: MadC estudió diseño gráfico y bellas artes, y ha sabido combinar su formación académica con su experiencia callejera para consolidar un estilo que desafía las fronteras entre arte urbano y arte contemporáneo de galería.
Reconocida por:
Su aporte teórico y visual al graffiti europeo contemporáneo.
Su maestría en el uso del color y el gran formato.
Ser una de las pocas mujeres en dominar tanto el graffiti de letras como el muralismo abstracto a gran escala.

Nombre real: Tatyana Fazlalizadeh
Estilo: Retrato realista, paste-up (carteles en papel), arte político y activismo visual
Obra destacada: Campaña «Stop Telling Women to Smile»
Tatyana Fazlalizadeh es una de las artistas más potentes en la intersección entre el arte urbano y la justicia social. Su trabajo combina el poder del retrato realista con mensajes directos que abordan temas como el acoso callejero, el racismo, el sexismo y la invisibilización de las mujeres de color. Desde el espacio público, sus intervenciones interpelan al transeúnte con una fuerza emocional e intelectual difícil de ignorar.
Su campaña más conocida, «Stop Telling Women to Smile» (Deja de decirles a las mujeres que sonrían), comenzó en Brooklyn en 2012 y rápidamente se transformó en un movimiento internacional. La serie consiste en retratos de mujeres acompañados de frases que ellas mismas han dicho en respuesta al acoso que enfrentan en las calles. Estas obras se imprimen en papel y se pegan directamente sobre muros, generando un impacto visual, personal y político inmediato.
El trabajo de Fazlalizadeh rompe la barrera entre el arte y el activismo. Más que decorar la ciudad, su objetivo es cuestionarla, intervenirla y sanarla, haciendo visibles experiencias que suelen ser silenciadas. En muchas ocasiones, sus obras surgen de conversatorios comunitarios con mujeres locales, lo que convierte sus murales en testimonios colectivos más que en simples piezas individuales.
Dato destacado: Parte de su trabajo fue incluido en la serie de Netflix «She’s Gotta Have It», dirigida por Spike Lee, quien reconoció su activismo visual como una pieza central en la representación de la experiencia femenina afroamericana contemporánea.
Reconocida por:
Ser una de las artistas más influyentes del arte urbano feminista en EE.UU.
Usar el espacio público como plataforma para denunciar el acoso y visibilizar resistencias.
Inspirar a una nueva generación de artistas que ven en el arte una herramienta de transformación cultural y política.

Nombre real: Panmela Castro
Estilo: Muralismo social, arte urbano feminista, activismo comunitario
Obra destacada: Murales contra la violencia de género en espacios públicos de Brasil
Panmela Castro es una de las voces más poderosas del arte urbano feminista en América Latina. Originaria de Río de Janeiro, su obra y activismo están profundamente ligados a la defensa de los derechos de las mujeres y al uso del espacio público como territorio de resistencia y transformación social. Su estilo combina el muralismo tradicional con mensajes directos sobre violencia de género, derechos reproductivos, autonomía corporal y justicia social.
Desde los inicios de su carrera, Panmela ha utilizado el muro como una herramienta para visibilizar las historias de mujeres sobrevivientes de violencia, especialmente en comunidades periféricas. Con colores vivos, rostros expresivos y mensajes potentes, sus murales actúan como manifiestos visuales, generando conciencia y diálogo en contextos donde el silencio y el machismo predominan.
Además de su trabajo artístico, Panmela es la fundadora de Rede NAMI, una organización brasileña que promueve el arte urbano como medio de empoderamiento para mujeres jóvenes de comunidades vulnerables. A través de talleres, acciones colectivas y formación política, ha construido redes de solidaridad y liderazgo femenino desde el arte.
Dato destacado: Por su trabajo social y artístico, Panmela ha recibido reconocimiento internacional, incluyendo el prestigioso Premio Vital Voices, entregado por Michelle Obama, por su lucha contra la violencia de género y su uso del arte como medio de activismo.
Reconocida por:
Usar el arte urbano como herramienta de transformación feminista en América Latina.
Su enfoque interseccional que integra arte, pedagogía y derechos humanos.
Formar nuevas generaciones de artistas-activistas desde una mirada decolonial y comunitaria.

Nombre real: Nina Pandolfo
Estilo: Fantasía onírica, niñas soñadoras, paleta vibrante, sensibilidad crítica
Obra destacada: «Giants» – Colaboración con Os Gêmeos y Nunca en Boston (2007)
Nina Pandolfo es una de las artistas más reconocidas e influyentes del movimiento de arte urbano brasileño, especialmente por su capacidad de combinar lo naíf y lo crítico en un estilo completamente personal. Su obra está poblada por niñas de ojos grandes y expresivos, que habitan mundos mágicos, llenos de naturaleza, texturas suaves y colores intensos. Pero detrás de esa estética dulce, se esconde una mirada crítica sobre temas como la infancia interrumpida, la feminidad impuesta y la fragilidad en entornos urbanos.
Nina comenzó a pintar muros en las calles de São Paulo a los 12 años, cuando el graffiti en Brasil aún era visto con recelo y pocas mujeres participaban activamente en la escena. Su trabajo pronto destacó por su sensibilidad visual única, que más tarde se integraría a las grandes intervenciones murales del colectivo Os Gêmeos, con quienes colaboró en proyectos internacionales.
Uno de sus trabajos más emblemáticos es «Giants», una colosal obra mural realizada en Boston junto a Os Gêmeos y Nunca, en la que fusionó su universo de fantasía e inocencia con la dimensión monumental del muralismo urbano. Esta obra no solo consolidó su proyección global, sino que también mostró que lo íntimo y lo delicado pueden coexistir con lo monumental y lo urbano.
Dato destacado: Nina Pandolfo no solo rompió con los estereotipos del graffiti masculino, sino que también ayudó a redefinir el arte urbano brasileño, incorporando una dimensión emocional y femenina sin perder fuerza crítica ni complejidad estética.
Reconocida por:
Ser una figura esencial del movimiento paulista de arte urbano.
Construir un lenguaje visual que mezcla ternura, crítica social y simbolismo femenino.
Su influencia en poner en valor lo sensible y lo introspectivo dentro del espacio público.

Nombre real: Milu Correch
Estilo: Realismo onírico, simbolismo corporal, murales monumentales con carga emocional
Obra destacada: Murales en barrios porteños y festivales internacionales como el MURAL Festival en Canadá
Milu Correch es una de las muralistas más destacadas de Argentina y una figura ascendente en la escena global del arte urbano con enfoque feminista y poético. Su obra se caracteriza por el uso de figuras humanas de gran escala, muchas veces desnudas o en posturas ambiguas, que combinan una técnica pictórica refinada con narrativas cargadas de misterio y simbolismo. La artista trabaja con una paleta sobria y atmosférica, que evoca lo onírico, lo ancestral y lo emocional.
Desde sus inicios en Buenos Aires, Milu ha apostado por una intervención mural que no solo busca impacto visual, sino también profundidad emocional. Sus obras invitan a la contemplación y a la reflexión, tocando temas como la identidad de género, la memoria colectiva, el deseo y la vulnerabilidad. A menudo interviene muros en barrios populares, donde sus imágenes —aunque silenciosas— dialogan poderosamente con el contexto social que las rodea.
Además, Milu colabora con colectivos feministas y organizaciones sociales, utilizando el muralismo como herramienta para visibilizar problemáticas como la violencia de género, el aborto legal y la opresión estructural, sin caer en el panfleto, sino desde una estética de resistencia sutil y poderosa.
Dato destacado: Milu ha sido invitada a festivales de arte urbano en países como España, Canadá, Italia y Colombia, y su trabajo ha sido reseñado por medios especializados en arte contemporáneo como Juxtapoz y StreetArtNews.
Reconocida por:
Su técnica muralista impecable y estilo visual introspectivo.
Abordar temas sociales desde una poética visual contenida, pero contundente.
Ser parte de una nueva generación de muralistas latinoamericanas que integran arte, territorio y activismo.

Conclusión: Pintando un futuro de igualdad
El graffiti y el muralismo contemporáneo ya no son solo expresiones de rebeldía o gestos contraculturales. Se han convertido en manifiestos vivos, en narrativas visuales que recorren muros, calles y ciudades con mensajes urgentes sobre identidad, justicia y transformación.
Las artistas que hemos presentado no solo están rompiendo con los esquemas estéticos tradicionales, sino que también desafían los patrones sociales, políticos y culturales que históricamente han limitado la participación de las mujeres en el espacio público. Con cada trazo, color y figura, reescriben la historia del arte urbano desde una mirada diversa, poderosa y profundamente humana.
Al tomar los muros como lienzo, estas mujeres no solo embellecen el entorno: lo reclaman, lo resignifican y lo convierten en territorio de memoria, denuncia y esperanza. Su arte interpela, conmueve y moviliza. Nos recuerda que las calles también son espacios de creación, resistencia y posibilidad.
En tiempos donde tantas voces siguen siendo silenciadas, estas creadoras demuestran que el arte puede, literalmente, cambiar el paisaje… y las mentalidades.
Porque hoy, más que nunca, el muro también tiene voz de mujer.

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